En una jornada cargada de emociones, el reality vivió una noche definitoria con la elección del público entre Tato, Ulises, Eugenia y Luz.
Tras casi siete meses de convivencia, el reconocido ciclo televisivo Gran Hermano entra en su tramo final. Este lunes por la noche, se desarrolló una gala determinante con la eliminación del cuarto finalista y la confirmación de los tres competidores que disputarán el premio mayor en menos de 24 horas. En un clima de gran expectativa, fue Eugenia Ruiz quien tuvo que abandonar la casa, quedando a un paso de la instancia decisiva.
Desde temprano, la tensión se sentía tanto en el estudio como dentro del juego. Eugenia, Luz Tito, Santiago Algorta y Ulises Apóstolo compartieron sus últimas horas juntos, rememorando estrategias, vínculos y momentos de gran intensidad emocional. El veredicto quedó, como siempre, en manos de la audiencia: una vez finalizada la votación, fue Santiago del Moro quien reveló los resultados en vivo.
La primera noticia trajo alivio: el conductor anunció que Ulises y Luz eran los dos primeros finalistas confirmados, lo que generó una explosión de festejos dentro de la casa. El cordobés, fiel a su estilo, salió corriendo al jardín, se quitó la ropa y se lanzó a la pileta a pesar de las bajas temperaturas. Luz, emocionada, se fundió en abrazos con sus compañeros del “Tridente”, la alianza que supo consolidar desde el comienzo del programa.
Finalmente, llegó el momento más esperado. Eugenia se quedó con el cuarto lugar, lo que le valió un premio especial: un viaje con todo pago a Bariloche y una motocicleta. Conmovida, la actriz y médica oriunda de Santiago del Estero expresó con incredulidad: “¿Ya me voy?”. A lo que Del Moro respondió con calidez: “Euge, cuarto puesto, despedite tranquila y salí de esa casa como una reina”.
Entre risas y bromas, Eugenia se despidió uno por uno de sus compañeros y no perdió la ocasión para comentar, divertida, el caos que dejó Ulises tras su celebración: “¡Miren el quil… que dejó Ulises acá!”, exclamó entre carcajadas mientras caminaba por la cocina. Pero la emoción volvió a apoderarse del ambiente cuando la voz de Gran Hermano apareció para dedicarle un mensaje lleno de afecto.
“Eugenia, sos una gran participante. Llegaste hasta el final con tu talento, tu simpatía y una forma de comunicar única que impactó tanto adentro como afuera. Te sobrepusiste a momentos de incertidumbre y angustia, sobre todo por tu hijo. Sos valiente, una gran mamá, y una jugadora que va a quedar en la historia del programa”, expresó la inconfundible voz del reality. Y concluyó con una frase que conmovió a todos: “Esta aventura se termina, pero otras te esperan. Sé lo que te digo. Confiá en vos y en todo lo que podés lograr. Euge, que tengas una muy buena vida”.
Con esas palabras, Eugenia atravesó la puerta que puso fin a sus casi siete meses de encierro, estrategias, emociones y aprendizajes. Obtuvo el 15,7 % de los votos positivos, lo que la dejó fuera de la definición por el gran premio. Pero la sorpresa no terminó ahí: una vez en el estudio, le ofrecieron sumarse como panelista en la próxima edición del ciclo: Gran Hermano: generación dorada, asegurando así su permanencia en la televisión.
Desde su ingreso, Eugenia dejó en claro que su paso por el programa iba más allá del entretenimiento. Reconocida en redes sociales por sus videos de chimentos, se presentó como médica no ejerciente, centrada en su vocación artística. “Soy copada, carismática, me hago cargo. Cuando llego hay fiesta. Me los voy a meter a todos en el bolsillo. Soy un combo raro”, había dicho al entrar, una afirmación que resultó casi premonitoria.
Su estadía fue intensa y variada: atravesó discusiones, emociones profundas y gestos que la posicionaron como una de las favoritas del público. Su autenticidad, frescura y empatía dejaron huella incluso en los momentos más desafiantes.
Ahora, la gran final ya tiene a sus protagonistas definidos: Ulises, Luz y Santiago serán quienes se disputen el primer lugar en la última emisión del programa. Mientras tanto, Eugenia disfruta de su reconocimiento, el cariño del público y el hecho de haber dejado una marca imborrable en uno de los formatos más emblemáticos de la pantalla argentina.