La emblemática Catedral de San Salvador de Jujuy comenzó a ser sometida a un estudio técnico por parte de especialistas del CONICET y de la Dirección de Arquitectura de la Provincia, luego del reciente desprendimiento de una parte de su estructura.
Desde hace algunos días, un equipo interdisciplinario de arquitectos e ingenieros del CONICET y técnicos provinciales trabajan en el interior de la Catedral Basílica de San Salvador utilizando herramientas de medición y escaneo para determinar el estado real de las paredes de adobe, la cubierta y la base del edificio. Según explicó el padre Manuel Alfaro, a cargo de la parroquia, el procedimiento es detallado y abarca toda la edificación: “No se trata solo del sector donde se produjo el colapso en la recova, sino de revisar toda la estructura”.
“Estamos retirando imágenes y cuadros del interior para facilitar la labor de los ingenieros. El adobe alcanza casi dos metros de espesor, pero con el paso de los años y las filtraciones de agua ha perdido solidez. Aunque el derrumbe fue desafortunado, también fue un llamado de atención: nos indica que el templo ya no es el mismo que fue siglos atrás”, advirtió el sacerdote.
La Catedral, cuya construcción data del siglo XVIII y que fue declarada Patrimonio Nacional, no ha recibido una restauración integral desde 1890. “Es una edificación antigua, diseñada para un estilo de vida distinto al de hoy. Actualmente hay circulación vehicular, vibraciones y otros factores que influyen en su deterioro”, señaló Alfaro en una entrevista con La Mejor Mañana.
Entre los puntos críticos que abarca el relevamiento figuran el estado de las cabriadas del techo, las filtraciones de agua en los sectores altos y también en áreas subterráneas, lo que agrava la situación. “Estamos ante una situación complicada, hay múltiples factores en juego”, reconoció el párroco.
El futuro de la restauración
Las tareas de evaluación estructural se extenderán durante todo el mes de agosto, y se prevé que el informe definitivo esté disponible en un plazo de 60 días. Luego será necesario iniciar el trámite ante el Gobierno Nacional para obtener la autorización de intervención, dado que se trata de un inmueble bajo protección patrimonial.
“El diagnóstico es apenas el comienzo. Luego habrá que gestionar el permiso correspondiente y buscar el financiamiento necesario. Y en eso requerimos la colaboración de todos: el Estado, las instituciones, los comercios y la ciudadanía. La Catedral no pertenece a una sola persona, es un bien de toda la comunidad. Es el primer lugar que quiere conocer un turista, pero también es un símbolo de la historia jujeña”, afirmó Alfaro.
En el interior del templo se conservan valiosas piezas patrimoniales como el púlpito tallado, pinturas e imágenes religiosas, cuadros al óleo, telas decorativas en el techo y las tradicionales arañas de iluminación. “Todo eso no representa solamente un valor estético o espiritual: es parte esencial de nuestra identidad. Si lo perdemos, también desaparece una parte importante de nuestra memoria colectiva”, concluyó el sacerdote.